¿Liderazgo o presión grupal?
La pertenencia a un grupo influye notablemente en nuestro comportamiento. A veces, esta influencia puede llevarnos a potenciar nuestras capacidades; otras veces, puede empujarnos a actuar de forma contraria a nuestros valores. Esta ambivalencia se refleja en fenómenos como la facilitación social (mejor desempeño en grupo) o la desindividualización (pérdida del sentido moral individual en masa).
Uno de los aspectos más notables es la presión por ajustarse a lo que el grupo considera correcto. Esta presión puede hacer que una persona se calle, actúe en contra de sus principios o incluso agreda, con tal de no ser excluida. También hay líderes formales e informales que determinan normas grupales, muchas veces sin cuestionamiento.
El grupo puede ser una red de apoyo o un espacio de alienación. La clave está en reconocer cuándo el grupo promueve el desarrollo y cuándo reprime la individualidad. Fomentar una cultura grupal abierta, participativa y ética es esencial para que la influencia grupal sea positiva y constructiva.
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