domingo, 4 de mayo de 2025

TECNO-FEUDALISMO


El sigiloso suceso del capitalismo Yanis Varoufakis






En su obra Tecno-feudalismo: El futuro del capitalismo, el economista griego Yanis Varoufakis propone una lectura crítica y provocadora del estado actual del sistema económico global. Según el autor, ya no vivimos en un capitalismo clásico, sino que hemos transitado hacia una nueva etapa histórica: el tecno-feudalismo. Esta tesis rompe con la noción predominante de que las grandes empresas tecnológicas simplemente representan una forma avanzada de capitalismo. Para Varoufakis, lo que estamos presenciando es la instauración de un orden económico donde los datos, el control de plataformas y la extracción de rentas reemplazan los mecanismos tradicionales de producción, competencia y acumulación. Este ensayo busca analizar los principales argumentos del autor, identificar las implicaciones sociales y económicas de este cambio de paradigma, y reflexionar sobre las alternativas que se abren desde una mirada crítica y emancipadora.

Varoufakis parte de una relectura de la historia económica moderna. El capitalismo, en su concepción clásica, se basa en relaciones de producción donde el capitalista invierte en medios de producción y fuerza de trabajo para obtener ganancias a través de la venta de mercancías en un mercado competitivo. Este sistema, aunque explotador, contenía una lógica de intercambio, riesgo y competencia que definía su dinámica interna. Sin embargo, con el auge de las grandes plataformas digitales como Amazon, Google, Apple, Facebook y Microsoft, esa lógica ha sido sustituida por otro modelo basado en la apropiación privada del espacio digital y la extracción de rentas monopolísticas.

En el nuevo orden tecno-feudal, las plataformas no actúan como meros intermediarios de mercado, sino como los nuevos "señores feudales" que controlan las condiciones de acceso al intercambio, imponen sus reglas y extraen valor de toda interacción que ocurre en sus dominios digitales. Por ejemplo, Amazon no solo vende productos, sino que controla la infraestructura misma del comercio en línea. Google no solo ofrece un motor de búsqueda, sino que se ha convertido en el mediador obligatorio del conocimiento. Estas corporaciones han creado "feudos digitales" donde los usuarios, empresas, anunciantes y creadores de contenido deben pagar tributo para existir y prosperar. Un componente central del tecno-feudalismo es el control de los datos. Mientras que en el capitalismo clásico la propiedad de fábricas o tierras era clave, hoy la propiedad de datos personales y el acceso privilegiado a la información son la nueva fuente de poder económico. Las plataformas extraen datos de cada clic, búsqueda o interacción, y luego los procesan mediante algoritmos e inteligencia artificial para orientar comportamientos, optimizar ventas y consolidar su hegemonía. Este proceso de "vigilancia algorítmica" permite una forma de control social más sutil pero más profunda que la coerción tradicional.

Varoufakis enfatiza que esta forma de poder no está sometida a la lógica de los mercados competitivos. Al contrario, se basa en el cierre de los ecosistemas digitales, la opacidad de los algoritmos y la ausencia de mecanismos democráticos de fiscalización. El resultado es una estructura piramidal en la que las grandes tecnológicas actúan como señores feudales, mientras que los usuarios aunque formalmente libres se comportan como siervos sujetos a normas impuestas unilateralmente.

Otro elemento que refuerza la tesis del tecno-feudalismo es la creciente desconexión entre las finanzas y la economía real. Desde la crisis de 2008, los bancos centrales han inyectado enormes cantidades de dinero en el sistema financiero a través de políticas de flexibilización cuantitativa (quantitative easing). Sin embargo, en lugar de impulsar inversiones productivas o mejoras salariales, ese dinero ha sido canalizado hacia la especulación financiera, la recompra de acciones y el aumento del valor de las tecnológicas. Varoufakis argumenta que esta situación ha llevado a una "suspensión del capitalismo", en la que el riesgo empresarial ha sido socializado (los bancos son rescatados con dinero público) mientras que los beneficios se han privatizado. En este contexto, el capital productivo pierde relevancia frente al capital ficticio, y la lógica de la renta reemplaza la de la ganancia. Es decir, en lugar de obtener beneficios mediante la producción y venta de bienes, las élites económicas extraen riqueza a través del control de activos financieros, plataformas digitales y propiedades intelectuales.

La transformación hacia el tecnofeudalismo también tiene profundas implicaciones en el contrato social. La precariedad laboral se intensifica bajo formas de empleo desregulado y a demanda, como el trabajo por plataformas (Uber, Glovo, Rappi), donde los trabajadores son clasificados como "socios independientes" sin derechos laborales. A esto se suma la erosión del espacio público, reemplazado por plataformas privadas que deciden qué contenidos se visibilizan, cómo se monetiza la información y qué voces son silenciadas.

En este marco, la ciudadanía queda reducida a una condición de usuario pasivo, sin mecanismos reales de participación o control sobre las decisiones que afectan su vida digital. La democracia representativa, ya debilitada por la influencia del dinero y los intereses corporativos, se ve aún más amenazada por la opacidad de los algoritmos y la concentración del poder en manos de unas pocas empresas tecnológicas. Según Varoufakis, si no se enfrentan estas tendencias, la humanidad corre el riesgo de quedar atrapada en una nueva servidumbre digital que reproduce desigualdades extremas y socava los fundamentos de la vida democrática. Pese a su diagnóstico sombrío, Varoufakis no cae en el determinismo. Al contrario, su obra propone una toma de conciencia crítica que permita imaginar alternativas. En lugar de aceptar pasivamente el avance del tecno-feudalismo, el autor llama a recuperar el control democrático de la tecnología, los datos y las infraestructuras digitales. Esto implica, entre otras medidas, la creación de plataformas públicas, la regulación estricta de los monopolios digitales, la implementación de una renta básica universal financiada con impuestos a la riqueza algorítmica, y la construcción de una economía basada en la cooperación, el acceso abierto y la justicia social.

Además, Varoufakis plantea la necesidad de una nueva narrativa política que supere tanto el neoliberalismo como el estatalismo burocrático. Para él, el reto es construir una "tecnología democrática" que empodere a las personas en lugar de someterlas, y que permita reapropiarse de las herramientas digitales para fines colectivos. En este sentido, el autor recupera la tradición emancipadora del pensamiento crítico, vinculando la economía con la ética, la política y los derechos humanos.

El concepto de tecno-feudalismo propuesto por Yanis Varoufakis constituye una poderosa herramienta para comprender los cambios radicales que atraviesa el sistema económico global en la era digital. Lejos de ser una simple evolución del capitalismo, lo que vivimos hoy según el autor, es una mutación estructural donde la lógica de la renta, el control algorítmico y el poder monopolístico reemplazan las viejas dinámicas de producción y competencia. Esta transformación no solo tiene implicaciones económicas, sino también sociales, culturales y políticas, al redefinir las formas de trabajo, las relaciones sociales y el ejercicio de la ciudadanía. Enfrentar este nuevo orden exige una toma de posición crítica, una reconstrucción del poder democrático y una reapropiación de la tecnología al servicio de los bienes comunes. Como advierte Varoufakis, el futuro no está escrito: podemos resignarnos a una servidumbre digital disfrazada de innovación, o podemos luchar por una sociedad más justa, libre y solidaria en la que la tecnología sea una herramienta de liberación, no de dominación. Este es el verdadero desafío que plantea su obra, y la interpelación que deja a quienes aún creen en la posibilidad de transformar el mundo.


Varoufakis, Y. (2024). Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo (M. Valdivieso, Trad.). Editorial Planeta.

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